Tesoro escondido de la Santa Misa, El (Perfectiva 2)
Autor: Porto Maurizio, San Leonardo de
Colección: PERFECTIVA 2
Páginas: 144
Formato: ¼ de oficio
Portada: Pasta blanda
¿Bastaría cumplir con el precepto de la Misa Dominical?...
El gran Santo Leonardo de Porto Maurizio en este extraordinario libro, que contrasta con su pequeñez y simplicidad, nos ilustra sobre la excelencia del único y válido Sacrificio satisfactorio al Padre Celestial: el de su Amado Hijo en la Cruz. Este Santo Sacrificio, que se renueva incruentamente en cada Misa, es de un valor infinito y nos gana, por sí solo, inmensas gracias para nuestra salvación. Cristo ya nos redimió superabundantemente, pero sólo falta nuestra cooperación …
¿Qué podemos hacer?... Así también la Fe, si no tiene obras es muerta (Sant. II, 17).
La Santa Misa es el mejor medio para adorar a Dios, satisfacer a su Justicia por nuestros pecados, agradecerle por los dones recibidos y suplicarle nuevas gracias… ¡Qué inmenso tesoro es la Santa Misa!
Pidámosle a Dios la grande gracia de poder asistir todos los días al augusto Sacrificio y unirnos espiritualmente a la Víctima Perfecta, Nuestro Señor Jesucristo.
San Leonardo de Porto Maurizio
(1676-1751)
Franciscano genovés, nacido en Porto Maurizio (hoy Imperia), gran misionero popular, propagador del Vía Crucis y predicador incansable de Jesús Crucificado.
Celebraba siempre la Santa Misa con cilicio, y en memoria de los siete dolores de la Santísima Virgen llevó por toda la vida una Cruz con siete puntas sobre el pecho.
Su apostolado fueron las misiones populares, a las que llamaba “campañas contra el infierno”: en 44 años de misionero recorrió con los pies descalzos, sin sandalias, todos los caminos de la Italia del norte y central, predicando 339 misiones y erigiendo 576 Vía Crucis o “baterías contra el infierno”.
Este “gran cazador del Paraíso” –como le llamaba su amigo el Papa Benedicto XIV– murió al clausurar una misión, como anhelaba en uno de sus propósitos: “Deseo morir en misión con la espada en la mano contra el infierno”.
Beatificado en 1796 por Pío VI y canonizado en 1867 por Pío IX, Pío XI lo nombró en 1923 Patrono de los Sacerdotes dedicados a las misiones populares.
Festividad: 26 de noviembre.
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