Sentido Cristiano de la Historia, El (Perfectiva 5)
Todos los cristianos, y principalmente los amantes o críticos de la Historia, o de la Filosofía de la Historia de los racionalistas siglos XIX, XX y XXI, debieran abrevar de las sabias y serenas páginas que Dom Guéranger nos ofrece en esta obra.
Este Sacerdote, enamorado de la Iglesia y de la Historia Universal, rescata el verdadero sentido de la Historia aduciendo que no puede existir la historia de la humanidad, privada de su origen y de su destino sobrenatural.
La verdadera historia de la humanidad es la Historia Cristiana porque Cristo, el Verbo Encarnado, es el firmísimo Eje y Piedra Angular del devenir humano. El Antes y Después de Cristo, caminan a la meta que el Padre Celestial previó desde la eternidad: la Redención y la Victoria definitiva de su Divino Hijo en la Parusía.
Cristo es el Héroe de la Historia que se ha valido de los elegidos, Mártires, Vírgenes, Santos, etc., y de Milagros para confirmar que Él es el Creador, Dueño y Rey Universal.
El Historiador Cristiano debe narrar la Historia tal cual es, en perfecta sintonía con la Revelación.
Dom Prosper Guéranger
(1805-1875)
Dom Prosper Guéranger fue ordenado Sacerdote en Tours en 1827. Deseando restaurar en Francia la vida monástica bajo la Regla Benedictina, funda en 1833 la Comunidad de Solesmes-Abadía desde 1837, de la que fue su primer Abad.
Historiador y liturgista, en 1841 edita el Año Litúrgico, que contribuyó a dar a las familias cristianas y a los Sacerdotes el sentido de la Liturgia Católica.
Sus Instituciones Litúrgicas (1840-1851) constituyen a Dom Guéranger en el más sabio liturgista de los tiempos modernos, a quien el Cardenal Parocchi hubiera querido honrar con el título de “Doctor liturgicus”. En esta última obra, hace casi siglo y medio, denunciaba vigorosamente la “herejía antilitúrgica” y desacralizadora que haría estragos hasta hoy.
En 1850, a petición del Nuncio Apostólico y de Monseñor Pie, escribe un “Informe sobre la cuestión de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen”, que ayudó a preparar el clima para la proclamación dogmática deseada por el Papa.
En 1870, impedido de viajar a Roma por su delicada salud, desde Solesmes participa con la pluma en las polémicas en torno al Concilio Vaticano I: ataca las posiciones del Padre Gratry y escribe un libro De la monarquía pontificia, reeditado luego dos veces y traducido al alemán.
Este ilustre monje del siglo XIX, restaurador del canto gregoriano y de la Orden de San Benito en Francia, murió santamente el 30 de enero de 1875, después de hacerse recitar el Salmo 102.
El 19 de marzo de 1875, el Papa Pío IX, en un Breve Apostólico dirigido a toda la Iglesia para evocar los méritos de Dom Guéranger, lo denomina “verdadero discípulo de San Benito”.
A quien le preguntaba por el motor de toda su obra, Dom Guéranger solía responder: “Busco en todas partes lo que se pensaba, lo que se hacía, lo que se amaba, en la Iglesia en las edades de Fe”.
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